La escena se desenvolvía bajo la luz tenue de la luna llena, el brillo plateado se reflejaba en las hojas de los árboles y daba un tono mágico al ambiente. El suave susurro del viento se mezclaba con el canto de los grillos, creando una sinfonía natural que llenaba el aire. En medio de la oscuridad, podía percibirse el destello de los ojos de los animales nocturnos que se movían entre las sombras, añadiendo un toque de misterio a la escena. El aroma fresco de la tierra húmeda y las flores silvestres completaba la experiencia sensorial, transportando al espectador a un mundo de serenidad y conexión con la naturaleza.
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