En la cima de una montaña nevada se alza majestuosa una antigua fortaleza de piedra, cuyas torres se recortan contra el cielo despejado. Los muros de la fortaleza están cubiertos de musgo y enredaderas, testigos del paso de los siglos y de batallas pasadas. En su interior, se encuentran salas imponentes con altos techos abovedados y grandes ventanales que dejan entrar la luz del sol, iluminando los candelabros de oro y las antiguas insignias de la familia noble que una vez habitó allí. Los jardines que rodean la fortaleza están llenos de flores de colores vibrantes y árboles frondosos, creando un oasis de paz y belleza en medio de la rudeza de la montaña. Desde lo alto de las murallas se puede contemplar un paisaje espectacular de picos nevados y valles verdes, extendiéndose hasta el horizonte. Sin duda, esta fortaleza es un tesoro enclavado en la naturaleza, lleno de historia y misterio.
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