Carmen Ordóñez

La pequeña cabaña de madera se encuentra en lo alto de una colina, rodeada de árboles frondosos y con una vista impresionante de un valle verde y sereno. El humilde hogar tiene una fachada de color blanco desgastado, con ventanas adornadas con cortinas de encaje y un techo de tejas rojizas. En el porche delantero, se pueden ver macetas de barro con coloridas flores en plena floración, mientras que en el jardín trasero hay un pequeño huerto con tomates, lechugas y otras verduras frescas. El aire fresco de la montaña se cuela por las ventanas abiertas, trayendo consigo el canto de los pájaros y el suave murmullo de un arroyo cercano. Es un refugio tranquilo y acogedor, perfecto para desconectar del ajetreo de la vida cotidiana y disfrutar de la paz y la belleza de la naturaleza.

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