DESCRIPCIÓN:
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, vivía una familia muy unida. La comunidad estaba formada por personas trabajadoras y amables, que siempre se ayudaban entre sí.
La madre de la familia se llamaba María, era una mujer cariñosa y dedicada a sus hijos. Siempre se esforzaba por mantener la armonía en el hogar, cuidando de todos los detalles para que sus seres queridos se sintieran felices y seguros.
El padre, Juan, era un hombre trabajador y responsable, que se esforzaba por brindar a su familia todo lo que necesitaban. Pasaba largas horas en su labor, pero nunca se olvidaba de pasar tiempo de calidad con sus hijos, enseñándoles valores y compartiendo momentos especiales juntos.
Los hijos, Pedro y Ana, eran dos jóvenes alegres y curiosos, que disfrutaban de explorar el bosque cercano a su casa y descubrir los secretos que guardaba la naturaleza. Aprendieron desde pequeños a respetar el entorno y a valorar las pequeñas cosas de la vida, gracias a las enseñanzas de sus padres.
En aquel tranquilo pueblo, cada día era una oportunidad para aprender algo nuevo, para disfrutar de la compañía de los seres queridos y para agradecer por todo lo que tenían. La familia era el pilar de la comunidad, un ejemplo de amor, solidaridad y trabajo en equipo que inspiraba a todos los que les rodeaban.
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