La peste negra

En un día soleado de verano, un hermoso jardín rebosa de colores vibrantes y fragancias exquisitas. Las flores exóticas, como orquídeas y lirios, bailan suavemente con la brisa, mientras despliegan sus pétalos sedosos hacia el cielo azul. Mariposas revolotean alegremente de una flor a otra, creando una danza armoniosa de colores y movimientos. Los pájaros cantan melodías alegres desde las ramas de los árboles, añadiendo una banda sonora encantadora a la escena.

En medio de este paraíso botánico, un estanque sereno refleja la luz del sol, creando destellos brillantes en la superficie del agua. Los nenúfares flotan delicadamente en la superficie, creando un escenario de tranquilidad y serenidad. Se pueden escuchar suaves chapoteos mientras los peces nadan perezosamente en las aguas cristalinas.

Los senderos serpenteantes atraviesan el jardín, invitando a los visitantes a explorar cada rincón y descubrir tesoros escondidos en cada esquina. Bancos de piedra ofrecen un lugar para descansar y disfrutar de la belleza que los rodea, mientras que pérgolas cubiertas de enredaderas brindan refugio y sombra en los días calurosos.

En este oasis de tranquilidad y belleza, el tiempo se detiene y se puede disfrutar de la conexión con la naturaleza en su estado más puro y exuberante. Es un lugar mágico donde la mente se relaja y el alma se rejuvenece, dejando una sensación de paz y armonía en el corazón de quienes se aventuran a sumergirse en su encanto.

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