DESCRIPCIÓN:
El sábado por la mañana, mis amigos y yo decidimos ir de excursión a la montaña. Nos levantamos temprano, preparamos nuestras mochilas con agua, comida y provisiones, y nos dirigimos hacia la montaña. El sol brillaba en el cielo y el aire fresco nos daba energía para comenzar la caminata.
Durante el camino, pudimos disfrutar de la hermosa naturaleza que nos rodeaba. Escuchábamos el canto de las aves, el susurro del viento entre los árboles y el sonido de un arroyo cercano. Cada paso que dábamos nos acercaba más a la cima de la montaña, donde esperábamos disfrutar de unas vistas impresionantes.
Finalmente, alcanzamos la cima y nos sentamos en una roca para descansar y contemplar el paisaje. Desde allí, podíamos ver las montañas a lo lejos, los campos verdes y el pueblo que se extendía a nuestros pies. Nos sentíamos en la cima del mundo, con una sensación de paz y plenitud que solo la naturaleza puede brindar.
Después de descansar un rato, decidimos bajar y regresar a casa. El descenso fue mucho más rápido que la subida, ya que íbamos enérgicos y animados por la belleza de la montaña. Al llegar abajo, nos despedimos con una sonrisa y la promesa de volver a hacer otra excursión pronto. Sin duda, aquel día en la montaña quedará en nuestros recuerdos como una experiencia inolvidable.
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